viernes, 14 de diciembre de 2012

Año nuevo... historias viejas

Ya empezaron a llegar los mensajes de feliz navidad, qué buen año que tuvimos, próspero 2013 y todo lo demás; yo mientras me estoy dando cuenta que no publico nada desde hace como medio año (que es mucho tiempo en estas redes). Y no es que no tuviese qué decir, al contrario, había tanto que escribir, tantos temas por discutir, que tengo muchas cosas escritas, iniciadas, con preguntas por resolver, y he tenido menos tiempo para corregirlas o publicarlas, por andar pensando en tantas cosas que pasan. Mejor dicho, he hecho de todo sin hacer nada.

Ese último puede ser un buen resumen de cómo fue mi año, estuve con muchas personas en diversos espacios tratando múltiples temas, pero fuera de los logros que obtuvieron mis cercanos, familia y amigos, no pasó nada. En buena medida este año pasa sin pena ni gloria.

Pues si, este año no encontré el amor de mi vida, podría decir más bien que lo perdí y que ni siquiera sé en qué lugar como para ir a buscarlo; tampoco encontré el trabajo de mis sueños, es más, lo más acertado sería plantear que hay mucho de masoquismo en afirmar que existe algo como un trabajo soñado, yo más bien sueño con no tener que trabajar; no realicé grandes viajes, si viajé pero no fue nada más allá de lo común; podría pensar en las amistades que logré, pero inevitablemente se me vienen a la mente las que perdí o tuvieron que salir de mi vida, entonces por ahí tampoco es el balance...

Ahora bien, no se tome este como un resumen de malas noticias o de quejas sobre lo que no se hizo; es cierto, podría haberse hecho más, podría haber perdido menos, pero este fue el año, sencillo, común, ni más ni menos de lo que podía ser, el pleno reflejo de lo que estoy pensando ahora sobre la vida, aunque no específicamente de lo que quiero para ella.

El próximo año todavía no sé como venga, sé que quiero hacer algunos cambios y recuperarme, recuperar el amor, recuperar los sueños, recuperar las pasiones que se han perdido por la vía del aburrimiento o el desconcierto; pero no prometo nada, después de todo, de tanto prometer en este año se fue el tiempo y el viento se llevó las promesas, sin siquiera preguntarme si quería luchar por ellas.


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