martes, 1 de agosto de 2017

El oficio de ser mamá

Y él, que no se llamaba Juan Manuel como el de la canción, no cumplió con sus promesas de rendir el libre preescolar y ponerse a trabajar...

Entonces me convertí en madre soltera. Y es que no sé por qué no quise ver las señales de que este era el único destino posible, si eran tantas. Una de ellas se me vino a la mente hace unos días cuando una persona cercana me comentaba que tendría que ir sola a la mayoría de sesiones de psico-profiláctico porque su esposo debía trabajar. No pude evitar pensar que yo, como muchas otras mujeres, también tuve que ir sola porque quien era mi "compañero", el padre de mi hijo, no quiso acompañarme. He ahí una de esas señales que yo me negué a ver. Y claro, en ese momento uno puede experimentar varios sentimientos poco agradables por esa razón, después de todo, cualquier mujer embarazada es un torbellino de hormonas que afectan el modo en que ves la realidad del momento. 

Después de varios años, comprobé que yo podía ir con mi hijo a otro lugar, rendir el libre preescolar y ponerme a trabajar, mientras tanto iba aprendiendo que ser mamá es más que un oficio consistente en cuidar al bebé, cambiarle el pañal y darle de mamar. Que de seguro para muchas mujeres es importante contar con alguien que te acompañe y te apoye, pero que el resto podemos hacerlo de otra manera, crear esa manera y hacerlo bien o mejor.

De hecho, a un par de semanas del cumpleaños número doce de mi hijo, todavía estoy aprendiendo sobre lo complejo de ser mamá y de ser familia, incluso para entender que tal vez haya momentos en los que tu silencio y tu ausencia de la vida de los otros puede ser más provechoso que tus esfuerzos por apoyarlos. 

Después de estos maravillosos trece años de maternidad (trece porque el embarazo también cuenta), me he visto cambiar mis sentimientos, mis expectativas, mis intereses y hasta mi territorio. Después de tanto soy yo misma siendo otra mujer, más tranquila ante muchas situaciones de la vida y más grande frente a otras que antes me desbordaban. También más dispuesta a seguir aprendiendo, porque todavía el camino es largo, ¡y amén por eso!


Macaferri & Asociados - El Oficio de ser Mama