miércoles, 15 de febrero de 2012

Red de Corrupción


Los estudiantes festejan que hoy el profesor no se presentó a clase, ahora podrán pasar el rato en el parque o tomarse algo en algún lugar. Por supuesto, el representante del grupo al final del mes firmará la planilla que certifica que el profesor dictó todas sus clases, aunque esta jamás se repondrá.

El profesor ocasional no asume las clases con rigor y considera que el pago que recibe de la universidad es un pequeño ahorro, cuando no está de acuerdo con sus condiciones prefiere guardar silencio, no sea que su patrón no lo contrate para el siguiente semestre. Sin duda, al final del semestre todos los estudiantes pasarán la materia con notas muy altas.

Eso también ocurrirá en los cursos de los profesores de tiempo completo, ellos ya llevan tanto tiempo en la universidad que no hay razón para hacer demasiados esfuerzos y después de todo, sus hojas amarillas todavía están por ahí para servir de base para las clases y nada cambiará si le exigen un poco más a sus estudiantes, todo marchará bien porque ellos tienen una vinculación indefinida a la universidad y eso es lo que cuenta.

Los jefes de departamento, encargados de asignar los profesores para los diversos cursos, luego de organizar los de tiempo completo, acomodan los concursos de los profesores ocasionales para que el candidato de su predilección sea el ganador y cuando ello no ocurre, inventan cualquier modo de poner a otra persona, alguien a quien le hace “el favor” de darle una cátedra.

Profesores y estudiantes participan en la elección del nuevo decano de la facultad, un personaje que probablemente se quedará en la decanatura más de un periodo, aunque no haga mucho por la facultad o por el desarrollo académico. Él, junto con algún vicerrector, decidirá cual será su personal administrativo y de apoyo, una serie de personas a las que también les harán el “favor” de contratarlas por 8 o 9 meses cada año y que ciertamente aunque no estén convencidas de que sus condiciones laborales sean las mejores, guardarán silencio para conservar su empleo.

Las necesidades de infraestructura y servicios de la Universidad deben ser por el rector de la universidad, seguramente con base en el concepto de algún vicerrector o asesor jurídico. El rector aprovechará el momento para darle un contrato a algún conocido, así sea para que provea elementos que nada tienen que ver con la razón de ser de la universidad. Ciertamente, el proveedor sabrá devolver con prebendas este favorcito al rector de turno. También puede ocurrir que el proveedor sea la cuota exigida por algunos de los políticos que le ayudó al rector a obtener los votos suficientes del consejo superior para alcanzar este cargo.

El padre de familia que busca empleo para poderle pagar la universidad a su hijo, vota por un político que le conseguirá algún trabajito cuando gane las elecciones, casualmente el candidato luego apoyará al rector para que siga siéndolo a cambio de unas cuantas plazas en la nómina de la Universidad y de otros “favorcitos”.

Como todos en la comunidad le deben un “favor” a alguien más, nadie dice nada, todos callan, la universidad y la sociedad son corroídas por la corrupción en todas sus formas y eso ya no importa precisamente porque cada uno obtiene su tajada.

Esta por fortuna todavía no es la realidad de nuestra universidad ni de nuestra sociedad, pero si no nos preocupamos por el norte que están tomando nuestra cultura y nuestras ideas de progreso a costa de lo que sea, corremos el riesgo de que en el futuro esta sea nuestra historia.